A pesar de conocerse popularmente como “chinche asesina”, la mordedura del “Zelus renardii” es muy dolorosa, pero no peligrosa. En España, el primer caso de picadura del que se tiene constancia para esta especie fue en Elche, el 16 de octubre de 2018, donde una ninfa picó a un niño. Procede de México y el sur de Estados Unidos y ahora, aumenta la población de chinches asesinas en la península, cómo no, por el cambio climático, entre otras cosas. Esta especie ha conseguido extenderse por algunos municipios de Madrid y toda la costa mediterránea.
La chinche asesina no se alimenta de sangre
El “Zelus renardii” es un heteróptero que tiene la boca tipo picador-chupador para alimentarse de jugos o sangre de otros invertebrados y las alas parcialmente endurecidas. Los machos son ligeramente más grandes que las hembras, llegando a alcanzar los 3,5 centímetros de longitud en su etapa adulta.
Su forma de reproducirse es sexual. Primero la hembra entierra los huevos en el suelo, después, cuando salen las larvas, tardan en mudar dos semanas. Alcanzan la etapa adulta a los seis o nueve meses aproximadamente.
Han comenzado las primeras picaduras debido a su aumento de población. Un estudio publicado a principios de abril, concretamente, compila nueve picaduras de “chinche asesina” desde 2018. Su agresivo nombre se debe a que es depredadora de otros insectos, pero al contrario que otras chinches de su misma especie, no se alimenta de sangre y, entonces, no es capaz de transmitir enfermedades.
Las chinches asesinas causan un dolor muy agudo que puede durar horas
Los que han sufrido su picadura, que hasta ahora son pocos, afirman que causan un dolor muy agudo que puede durar desde unos minutos hasta horas, agravándose, además, si el afectado es alérgico a las picaduras. Los investigadores advierten de que podría ser el movimiento de los humanos lo que atraiga a la “chinche asesina” y, además, puede picar tanto en casa como en la calle y a cualquier hora del día. En la Comunidad Valenciana se ha asociado esta picadura en zonas de cultivos de cítricos.
Como decimos, ahora que aumenta la población de chinches asesinas, podemos encontrarlas tanto en espacios rurales como urbanos, por ser un redúvido generalista, y esto podría ocasionar notorias molestias a las personas, sobre todo en el entorno urbano. Además, la especie hiberna en estado adulto, por lo que no es raro encontrarla dentro de edificios en invierno.
Según el estudio de Juan A. Pujol, Carlos Pradera y Adrià Miralles-Núñez, “cuando una persona recibe una picadura de Zelus renardii, se detecta rápidamente la chinche en la parte del cuerpo afectada, por lo que es fácil su recolección y posterior identificación como causante de la picadura”.
En los próximos años podremos ver cómo se expande la “la chinche asesina” por todo el país.
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