Después de siglos de colonización, le ha tocado a Gran Bretaña ser la nación invadida. En esta ocasión, de un enemigo mucho más pequeño que un ejército: las hormigas asiáticas de la variedad de las Lasius Neglectus; más conocidas en el Reino Único por “esos insectos que nos destrozan los jardines”.
Y es que, lejos de atacar a los humanos o los alimentos que los sustentan, estos pequeños seres prefieren establecer su residencia en la vegetación que nos rodea; por lo que, todos los jardines domésticos han acogido a estas pequeñas ocupas con ciertas reservas.
Precisamente, su preferencia por las plantas es lo que parece que las ha llevado hasta allí, transportadas en plantas importadas directamente desde las áreas rurales de los países asiáticos que también presentan las plagas. Todo debido, principalmente, por los escasos controles de calidad y mantenimiento que se deben llevar a cabo en su importación.
Estamos seguros de que las empresas de fumigación de plagas británicas tendrán mucho que hacer a la hora de librarse de estos pequeños insectos, pero por suerte, aún no se han encontrado focos en la Europa continental.
¿Y cómo ha afectado la introducción de sus pequeñas hermanas asiáticas a las dóciles hormigas europeas de las campiñas inglesas? Se podría decir que, por ahora, el único problema es que tendrán que compartir literas, pero a largo plazo, la pequeña especie autóctona podría verse seriamente afectada.
Los expertos afirman que aunque la especie asiática no alcanza el tamaño de la europea, cuentan con la capacidad evolutiva de formar colonias con varias reinas, y este hecho hace posible que aumenten el tamaño de la misma a mayor velocidad que las hormigas autóctonas y consigan una familia más fuerte y duradera. Al final, las hormigas asiáticas han tenido que demostrar que importan tanto la calidad como la cantidad para ser mejores que los demás.
Suerte a las empresas de fumigación de plagas porque todo apunta a que tendrán mucho trabajo.
