Todo parece perfecto en la fotografía, pero a pesar del aspecto y de una buena limpieza, los chinches de cama pueden estar presentes. Los chinches de cama “Cimex lectularius” en otoño se encuentran en climas templados, si bien es cierto que con el invierno su capacidad reproductora y su actividad disminuirá debido a la hibernación de los adultos y a que los individuos más jóvenes y larvas pueden morir por el frío, los lugares con calefacción como hoteles, residencias y casas particulares son un buen lugar para que los chinches decidan quedarse allí.
Los chinches de cama pueden sobrevivir largo tiempo sin alimentarse, y cuando lo hacen lo hacen del ser humano, ya que se alimentan de sangre, aunque también pueden hacerlo de otros animales de sangre caliente. Los chinches de cama no vuelan, y es muy fácil transportarlos sin saberlo en equipajes, libros o en la ropa, sitios que han escogido como refugio. Sus cuerpos son muy planos, lo que les permite esconderse fácilmente en cualquier tipo de juntas.
Los chinches de cama se consideraban erradicados en nuestro país, pero fue hacia el 2004 cuando con un aumento del turismo, fueron de nuevo encontrados en los albergues de la ruta del Camino de Santiago y en la zona de la Costa del Sol, extendiéndose después los chinches de cama a la mayor parte de la península.
El País Vasco no se encuentra exento de esta problemática, creciendo notablemente la demandad de servicios para el control de plagas en Bizkaia por parte de hoteles, hostales, albergues y casas particulares, habiendo sido este mismo año noticia la presencia de chinches de cama en hoteles de alta cualificación en Bilbao llevándose a cabo los correspondientes procesos de fumigaciones en Bilbao.
El problema es que la supervivencia de los chinches de cama no está solo ligada a la limpieza, su alta capacidad de reproducción (se estima que 3 huevos por día poniendo más de 300 a lo largo de toda su vida en condiciones óptimas), su resistencia a los biocidas y la facilidad para trasladarse de un sitio a otro en ropas de cama, ropa de vestir o en las propias personas, les permite llegar lejos y asentarse donde menos lo esperamos.
Además de una correcta limpieza, los colchones, cabeceros somieres y sofás (entre otros mobiliarios y objetos que pueden ser un buen cobijo para ellos, generalmente siempre cerca de las camas donde encontrarán su alimento nocturno) deben de ser vigilados lo mismo que la ropa de cama, ya que esta última puede ser una buena delatora de la presencia de chinches de cama si encontramos en ella manchas de color rojizo o huevos o cascaras de los mismos que son visibles y tienen un color blanco lechoso. Sus excrementos, desprenden un olor a almendra podrida, lo que también puede ser otra pista de su presencia.
Los chiches de cama no están considerados como transmisores de enfermedades para el ser humano, pero sus picaduras, en forma de inflamación blanquecina, pueden causar irritaciones y trastornos del sueño.
Un esfuerzo del sector hotelero, o de cualquier otro tipo de alojamiento por prestar especial atención al control de chinches de cama es sumamente importante, ya que la caída del prestigio de un alojamiento es muy fuerte si nuestros clientes detectan chinches en sus camas, tirando por la borda los esfuerzos de muchos años en lo que a nuestro negocio se refiere. Un control de plagas preventivo ayudará a mantener nuestras instalaciones en correctas condiciones. ¿Crees que puede haber chinches de cama en tu alojamiento o en tu hogar? Ponte en contacto con Fuminor, profesionales del control de plagas en Bizkaia, control de plagas en Navarra y fumigaciones en Bizkaia así como en todo el País Vasco y provincias limítrofes.
