En el Reino Unido, las abejas no han comenzado con buen pie este primer cuarto del siglo XXI. El ácaro varroa fue su primer enemigo, que devastó las poblaciones de abejas, causando el colapso de las colmenas y las extinciones locales.
Uno de los aliados de las abejas era un químico, Bayvarol, fabricado por la empresa alemana Bayer AG. Bayvarol fue muy efectivo contra la varroa: los granjeros, los apicultores y quizás las mismas abejas fueron aliviados.
Pero por una terrible ironía, la misma compañía hace 25 años comenzó la venta y distribución de pesticidas neonicotinoides, que tuvieron tanto éxito que pronto se usaron en todo el mundo. Esto ayudó a impulsar a Bayer a su actual posición dominante como uno de los principales fabricantes de pesticidas.
No obstante, estos insecticidas actúan en el sistema nervioso de los insectos, provocando el colapso de las granjas apícolas. En mamíferos y aves parece que apenas tiene efectos secundarios.
Los productores de pesticidas argumentan que para 2050, tendremos que alimentar a 9,2 mil millones de personas. Esto quiere decir que en los próximos 50 años tendremos que producir tanta comida como la humanidad ha producido en toda nuestra historia. Esto implica que los científicos apuesten por cultivos modificados genéticamente y pesticidas neonicotinoides.
Problemas de los neonicotinoides
Por su parte, el Dr. Christopher Connolly de la Universidad de Dundee ha realizado un estudio en el que se demuestra que estas sustancias son perjudiciales para las abejas. Una investigación en la Universidad de Stirling descubrió que los neonicotinoides causaban problemas a las abejas reinas. Luego, la Universidad de Newcastle descubrió que dañaban la capacidad de las abejas para aprender y, dado que dependen del aprendizaje y la comunicación para encontrar y difundir el conocimiento de los buenos lugares para el polen, esto fue fatal.
Sin embargo el Dr. Connolly y sus colegas descubrieron que, en una «concentración relevante para el campo» de una a cinco partes por billón, los neonicotinoides causan actividad cerebral de tipo epiléptico y un daño permanente y letal.
Es por ello que se recomienda a los agricultores rechazar los pesticidas con neonicotinoides. Si a esto le sumamos el cambio climático y enfermedades causadas por causadas por hongos y parásitos estamos ante una situación en que las abejas están en serio peligro.
Recordemos que ellas son las encargadas de polinizar las plantas que alimentan a otras especies. Es por ello que en algunos países se ha comenzado a restringir el uso de este componente.